miércoles, 9 de diciembre de 2009

Al despertar en medio de una fría noche
rodeada por el dulce aroma de las rosas,
me encuentro con el verdugo de mi corazón
yaciendo tranquilamente sobre su lecho de pétalos.
Mi príncipe encantado,
mi "bello durmiente"
que me diste felicidad eterna
sólo por una noche;
que sedujiste mi alma con tu mirada
y encadenaste mi corazón con tus espinas;
¿que será de mí
cuando llegue la hora maldita?
¿Cuando se rompa el hechizo
y el cuento de hadas termine?
Cuando tus ojos me miren de nuevo
iluminados por los primeros rayos del sol;
sabrás que esta noche en verdad te amé.
Cuando tu majestuosa voz me diga:
"adios, para siempre",
¿sabrás entonces
que hasta el final de mis días
te seguiré amando?

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