miércoles, 9 de diciembre de 2009

Una helada brisa acaricia mis brazos desnudos, mientras mis pensamientos vuelan infamemente hacia tí, donde quiera que estés.
Invento historias de los dos, aunque nunca estemos juntos; y aunque intento acercarme, cada vez la distancia entre nosotros se hace más grande y las barreras más fuertes. Si supieras... tan sólo si supieras que en noches como esta mi alma te llama, mi corazón te espera, mi vida te anhela como si fueras mi último deseo, mi único amigo...
La triste espera de un futuro incierto me llena de una calma angustiosa, y asoman a mis ojos lágrimas que jamás derramo.
Y en mis sueños pienso que mañana te hablaré, pero jamás te diré lo que siento; pues aunque no te conozco, te quiero.

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